Despreocúpate
Hace unos años, nuestro líder de estudio bíblico nos desafió a memorizar un capítulo de la Biblia y recitarlo de memoria delante del grupo. En mi interior, empecé a protestar y a rezongar. ¿Un capítulo entero, delante de todos? La memorización nunca había sido mi fuerte; me daba vergüenza pensar en los largos silencios mientras todos me iban a estar mirando y esperando que dijera las palabras siguientes.
¿Estás acostumbrado?
Cuando era niña, me quedaba con mis abuelos durante una o dos semanas todos los veranos. Vivían en una calle sin salida que terminaba junto a unas vías del ferrocarril. La primera noche que dormía allí, solía despertarme varias veces con el ruido de los vagones que pasaban o cuando un conductor de la máquina hacía sonar el silbato del tren. Sin embargo, cerca del final de mi visita, me había acostumbrado tanto al ruido que podía dormir toda la noche sin despertarme.
Belleza primaveral
Durante siglos, el primer día de mayo en el hemisferio norte se ha reservado para celebrar la primavera y el retorno de las flores al paisaje. Cuando yo era niño hacía pequeñas canastas de flores de papel de colores en el colegio, y luego salía a recoger flores silvestres.
En Michigan, para esa fecha sólo habían bellezas primaverales tales como…
¿Para qué existes?
«Sé la persona que Dios quiso que fueras y encenderás el mundo». Citando estas palabras de Santa Catalina de Siena, el obispo de Londres empezó su mensaje para el príncipe Guillermo y Kate Middleton en su boda en la Abadía de Westminster. Muchos de los que miraban por televisión se emocionaron profundamente cuando el ministro reafirmó la decisión de ellos de «casarse a la vista de un Dios generoso que amó de tal manera al mundo que se nos manifestó en la persona de Jesucristo». Más tarde, instó a la pareja a procurar demostrar un amor cuyo centro se encuentre fuera de ellos.